domingo, 11 de abril de 2010

Gindín: “Los sindicatos docentes son hoy organizaciones más fuertes”

*Julián Gindin es un antropólogo Argentino, rosarino radicado en Brasil, además de un especialista en estudiar los gremios del magisterio de la región.

—¿Cómo evalúa el sindicalismo docente hoy en la Argentina, a 20 años de la Marcha Blanca?

—La Marcha Blanca de 1988 expresó de manera espectacular algunos datos del escenario sindical de la década del 80: las luchas por recomposición salarial, la vigorosa actividad gremial asociada a la construcción o reconstrucción de las entidades de base de Ctera, y las fuertes disputas por la conducción. El balance de lo que pasó me parece esencialmente positivo. Los sindicatos docentes son hoy organizaciones más fuertes. La Ctera tuvo y tiene un papel muy importante en la Central de Trabajadores de Argentinos (CTA), que es la propuesta sindical más creativa. Además, los docentes lograron transitar los difíciles años del menemismo con niveles significativos de activismo sindical. La Carpa Blanca también expresó la preocupación de Ctera por darle un contenido pedagógico y popular a la lucha sindical. Entre los datos más importante de los últimos años se encuentra el parcial retroceso de la descentralización y las paritarias docentes.

—¿Y qué es lo pendiente?

—Lidiar sindicalmente con la insatisfacción laboral de la docencia. Esta ha crecido exponencialmente en los últimos 20 años y fácilmente se canaliza en las luchas económicas del magisterio, pero no se trata de un problema estrictamente salarial.

—¿Qué problemas son comunes a otros gremios docentes de Latinoamérica?

—En los últimos seis años han surgido gobiernos que se definen como progresistas o de izquierda en Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Brasil, Uruguay y Argentina; el caso de Venezuela es diferente a los fines de lo que explico. Nos encontramos hoy con un escenario regional más matizado que el de los 90. A diferencia de lo que pasa en Colombia o Perú, los principales dirigentes sindicales docentes son parte de estos partidos o frentes en el gobierno (en Nicaragua, Uruguay, Brasil y Bolivia) o han pasado a apoyarlos (Ecuador y Argentina). Esto posibilita una agenda de discusión más rica entre Estados y sindicatos, la negociación de leyes y la consolidación de nuevos derechos sindicales, como las paritarias docentes en Argentina, las licencias sindicales en Uruguay y el piso salarial nacional en Brasil. En estos países los sindicatos del sector presionan al gobierno, pero temen enfrentarlo con determinación para no “hacerle el juego” a la oposición, que es siempre una alternativa regresiva. Por lo menos en los casos de Brasil, Argentina y Uruguay está claro que ninguno de los gobiernos está dispuesto a llevar adelante transformaciones estructurales de ningún tipo, limitándose a aprovechar las actuales condiciones económicas favorables, que les permiten tener buenos gestos con los pobres y los trabajadores (vía mejora del salario mínimo, por ejemplo) sin grandes rupturas.

—¿Qué pasa entonces con este acercamiento entre sindicatos y gobiernos?

—Crecen las tensiones internas dentro de estas organizaciones y aparece el temor, justificado, de que los sindicatos se hayan vuelto un engranaje de la “gobernabilidad” de gestiones esencialmente conservadoras. En este escenario la alternativa aparentemente más simple, un sindicalismo menos político y más economicista, que no opine sobre leyes educativas y se limite a presionar por mejoras económicas y laborales, constituye un retroceso. La otra posibilidad, que sería construir una organización que sirva de palanca para lograr transformaciones educativas y sociales más profundas, es particularmente difícil. Y excede ampliamente a la docencia. Las dificultades de los docentes para poner en debate una agenda superadora y consolidar la fuerza política para llevarla adelante son los mismos problemas del conjunto de los trabajadores para construir un horizonte político más allá del Partido de los Trabajadores, del Frente Amplio o del kirchnerismo.

* “Sindicalismo docente en América Latina. Experiencias recientes en Bolivia, Perú, México, Chile y Argentina”, de Ediciones Amsafé.

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